Rev. Nefrol. Dial. Traspl. 2024;44(3):120-126
Hipercalciuria
renal: ¿Difiere de la hipercalciuria idiopática?
Renal
hypercalciuria: ¿Is it different from idiopathic hypercalciuria?
Francisco Rodolfo Spivacow 1, Elisa Del Valle 1, Ariadna de Brum 1, Natalia Di Lello1
1) Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM).
Universidad del Salvador (USAL), Buenos Aires, Argentina.
ABSTRACT
Introduction:
Idiopathic hypercalciuria is the leading risk factor in oxalo-calcium stones
and a secondary cause of osteoporosis. It occurs in families with a probably
polygenic trait, which involves alterations in intestinal, bone, and renal
calcium management. Some studies suggest that more than 50% of calcium
excretion is genetically determined, most frequently observed in first-degree
relatives. The objective of our study was to evaluate whether there are clinical,
biochemical, and densitometric differences between patients with renal
hypercalciuria and idiopathic hypercalciuria. Material
and methods: 112 hypercalciuric patients were included, half with
elevated PTH. Results:
Renal hypercalciuric patients, Group I (n = 56) were older (p < 0.001) and
heavier (p < 0.05) than patients with idiopathic hypercalciuria Group II (n
= 56). A higher level of iPTH (p <0.001) and serum crosslap (p <0.05) was presented in patients with
renal hypercalciuria. No significant differences were found between the groups
in the presence of kidney stones and bone density. According to the presence (n
= 32) or absence (n = 24) of kidney stones in Group I (renal hypercalciuria),
there were also no significant changes. Conclusion:
renal hypercalciuria is a variant of idiopathic hypercalciuria, which to date
does not show significant differences with the remaining variants of idiopathic
hypercalciuria. Prospective studies with longer-term follow-ups, including
genetic evaluation, will confirm the existence or absence of these differences.
Keywords:
Renal hypercalciuria; difference with idiopathic hypercalciuria
RESUMEN
Introducción: la hipercalciuria idiopática es el principal factor
de riesgo en litiasis oxalocálcica y una causa secundaria de osteoporosis. Se
presenta en familias, con rasgo probablemente poligénico, que involucra
alteraciones en el manejo intestinal, óseo y renal del calcio. Algunos estudios
sugieren que más del 50% de la excreción de calcio está determinada
genéticamente, se observa con mayor frecuencia en familiares de primer grado.
El objetivo de nuestro estudio fue evaluar si existen diferencias clínicas,
bioquímicas y densitométricas entre pacientes con hipercalciuria renal e
hipercalciuria idiopática. Material y Métodos: se incluyeron 112
pacientes hipercalciúricos, la mitad con PTH elevada. Resultados: Los
pacientes hipercalciúricos renales, Grupo I (n = 56) fueron mayores en edad (p
<0,001) y peso (p <0,05) que los pacientes con hipercalciuria idiopática
Grupo II (n = 56). Se confirmó un mayor nivel de PTHi (p <0,001) y crosslap
sérico (p <0,05) en pacientes con hipercalciuria renal. No se encontraron
diferencias significativas entre los grupos en la presencia de litiasis renal y
densidad ósea. Según la presencia (n = 32) o ausencia (n = 24) de litiasis
renal en el Grupo I (hipercalciuria renal), tampoco hubo cambios
significativos. Conclusión: la hipercalciuria renal es una variante de la
hipercalciuria idiopática que, hasta el presente, no muestra diferencias
significativas con las variantes restantes de hipercalciuria idiopática.
Estudios prospectivos con seguimientos a más largo plazo, incluida una evaluación
genética, permitirán confirmar la existencia o no de estas diferencias.
Palabras
clave: Hipercalciuria renal; diferencia
con hipercalciuria idiopática
INTRODUCCIÓN
La
hipercalciuria idiopática (HI) es el principal factor de riesgo en la formación
de cálculos renales y una causa secundaria de osteoporosis (1,2). Su
origen, tiene un fuerte componente hereditario, probablemente de tipo
poligénico, que implica alteraciones en el manejo del calcio, por parte del
intestino, el hueso y el riñón (3). Se han evaluados varios genes
candidatos para detectar una posible asociación entre la litiasis renal y la
HI; algunos incluyen: el receptor de vitamina D, el receptor sensor de calcio
(RsCa) (4,5); el receptor del canal TRPV5 (6) el
cotransportador de fosfato de sodio (NPT2a) (7) e integrinas de
membrana de unión estrecha, incluidas las claudinas (8).
Consideramos HI a una excreción de calcio mayor a 220 mg/dia y 300 mg/día (media
+ 2 DS) en mujeres y hombres respectivamente (9). Nuestro grupo
divide las hipercalciurias en dos tipos, luego de seguir una dieta específica,
hipercalciuria dieta dependiente (que se corrige con la dieta) e hipercalciuria
dieta independiente (persiste la hipercalciuria por encima los valores de
corte). Dentro de esta última, cuando se acompaña de un hiperparatiroidismo
secundario, la consideramos hipercalciuria renal, HR (10). En este
tipo de hipercalciuria, existe un defecto primario en el transporte de calcio a
nivel tubular, que facilita la pérdida de calcio urinario, con un aumento
compensatorio en la absorción de calcio desde el intestino y movilización desde
el hueso (11). Esta variante de HI con hiperparatiroidismo
secundario y calcio sérico normal podría tener algunas características
diferentes con respecto a las otras variantes de hipercalciuria idiopática.
En
este sentido nos propusimos, cómo objetivo, evaluar las características
clínicas, bioquímicas y densitométricas de la hipercalciuria renal y evaluar si
hay diferencias con la hipercalciuria idiopática.
MATERIALES
Y MÉTODOS
De
2015 al 2021 realizamos un estudio transversal retrospectivo, en pacientes con
hipercalciuria idiopática con o sin litiasis renal. Todos los pacientes
llenaron un formulario con su historia de salud personal y familiar. La
presencia de litiasis renal fue confirmada mediante radiografía, ecografía y/o
tomografía computada, o mediante eliminación espontánea o quirúrgica de los
cálculos. Los pacientes con litiasis renal fueron evaluados, al menos un mes
después del último episodio sintomático, y no más allá de 12 meses del mismo.
La hipercalciuria idiopática, en personas no litiásicas, se diagnosticó en el
contexto de la evaluación del metabolismo óseo. Se excluyeron los pacientes con
clearence de creatinina (ClCr) inferior a 60 ml/min (corregido por 1,73 m2 de
superficie corporal), así como aquellos con inmovilización prolongada o que
reciban fármacos que alteraren el metabolismo óseo, como corticoides,
diuréticos y anticonvulsivantes. Los pacientes con antecedentes de litiasis
renal, de nuestra base de datos, fueron evaluados siguiendo un protocolo
ambulatorio, en el que se les solicitó continuar con su dieta habitual e
ingesta de líquidos. Los niveles de vitamina D estuvieron en rango (≥ 30 ng/dl)
en la mayoría de los pacientes. Cuando hubo deficiencia, fue corregida con la
administración de vitamina D (ergocalciferol o colecalciferol) en gotas
semanales. Para reducir el sesgo, se obtuvieron dos muestras de orina de 24 h
en días consecutivos. Estas dos muestras de orina de 24 h se conservaron en
recipientes de plástico refrigerados sin aditivos. Cómo ya mencionamos, la
hipercalciuria idiopática se diagnosticó cuando la calciuria fue superior a 220
mg/día en mujeres y 300 mg/día en hombres o 4 mg/kg de peso corporal, en ambos
sexos. Una vez confirmada la HI en las dos muestras de orina de 24hs, todos los
pacientes con o sin litiasis renal, recolectaron una tercera muestra, después
de una dieta controlada de 4 días, que contenía, sodio 120 mMol, potasio 100
mMol, calcio 800-1000 mg y proteína < 1 gr/Kg de peso por día. Esta última
muestra la utilizamos para confirmar la hipercalciuria y su falta de respuesta
a la dieta. De acuerdo con los resultados luego de esta dieta, consideramos:
-hipercalciuria
dieta-dependiente (HI DD) cuando la calciuria se redujo por debajo de los 3
mg/kg de peso (7,5 mmol/24 h) o <200 mg de Ca en orina de 24 h, e
-hipercalciuria dieta-independiente (HI DI) cuando la calciuria fue mayor a
estos valores de corte. Además de las recolecciones de orina, después de la
tercera muestra, se realizó una extracción de sangre y mediciones de
densitometría ósea. Los marcadores en sangre consistieron en calcio sérico,
calcio iónico, fósforo sérico, PTH intacta (PTHi), osteocalcina, BGP, fosfatasa
alcalina total (FAL), fosfatasa alcalina ósea( FAIO), crosslaps sérico (CTX) y
25 OH vitamina D. En las muestras de orina de 24 horas se midió calcio,
creatinina y sodio.
Se
incluyeron 112 pacientes con hipercalciuria idiopática, de los cuales 56 (50%)
presentaron PTHi elevada, en dos muestras de sangre y fueron considerados como
pacientes con HR, Grupo I. En este grupo I, 32 (57,1%) presentaron antecedentes
de litiasis renal y 24 (42,9%) no. Los pacientes hipercalciúricos con PTH
normal, ingresaron al grupo II, 56 (50%), de ellos 32 (57,1%) tenían
antecedentes de litiasis renal y 24 (42,9%) no. Es de destacar que todos los
pacientes presentaron valores normales de calcio sérico, calcio iónico y
fósforo, para descartar un hiperparatiroidismo primario. Se intentó, en el
estudio, tener una distribución de pacientes, con proporciones similares en los
dos grupos.
El
calcio en suero y orina se midió mediante el método de electrodo selectivo de
iones (ISE) utilizando un analizador automatizado Synchron CX3 (Beckman,
Beckman Instruments Inc. Brea, California, EE. UU.). Valores normales (VN) de
calcio sérico: 8,8-10,5 mg/dl, calcio urinario: < 220 mg/24 h en mujeres y
< 300 mg/24 h en hombres. Tanto en sangre como en orina se midieron el sodio
y el potasio con el analizador automatizado CX3, valores normales: sodio
sérico: 136 – 145 mEq/L, potasio sérico: 3,5 – 5,1 mEq/L, sodio en orina hasta
150 mEq/L y potasio en orina 25 -125 mEq/L. La creatinina (método cinético de
Jaffe), VN: 0,6 – 1,1 mg/dl, y el fosfato (UV) se midió utilizando el
analizador automatizado CCX Spectrum (Abbott Labs. EE. UU.), VN de fosfato: 2,7
– 4,5 mg/dl. La fosfatasa alcalina total (FAL) y su isoenzima ósea (FAIO) se
evaluaron con método cinético, VN: 90 - 280 UI/L y 20 - 48% respectivamente.
Crosslaps sérico (CTX): electroquimioluminiscencia, VN: 556 ± 226 pg/ml. 25 OH
vitamina D, quimioluminiscencia, VN: 20 - 40 ng/ml. Osteocalcina, BGP:
electroquimioluminiscencia, VN: 11 - 43 ng/ml, parathormona intacta, PTHi:
electroquimioluminiscencia, VN: 10 – 65 pg/ml.
La
densidad mineral ósea (DMO) se evaluó mediante absorciometría de rayos X (DXA)
utilizando el densitómetro Lunar Prodigy (Lunar Corporation, General Electric,
Madison, WI, EE. UU.), con mediciones en columna lumbar (CL) y cuello de fémur (CF).
Se definió osteopenia a un Tscore entre –1 y –2.5 y osteoporosis cuando el
Tscore fue ≤ -2,5 en columna lumbar (CL) o cuello de fémur (CF).
Todos
los pacientes fueron mayores de 18 años y no presentaban infección urinaria.
Para el presente estudio no se incluyó la presencia de nefrocalcinosis o riñón
en esponja.
Todos
los pacientes firmaron un consentimiento informado. El formulario de
consentimiento informado y el protocolo fueron revisados y aprobados por el
Comité de Revisión Institucional del Instituto de Investigaciones Metabólicas.
Análisis
estadístico
Se
evalúo la media y el desvío estándar. En todas las variables estadísticas
numéricas se aplicaron las pruebas de Kolmogorov-Smirnov o Shapiro Wilk para
evaluar normalidad, según el tamaño de la muestra. Una vez confirmada la
hipótesis nula se aplicó análisis factorial de varianza, ANOVA para variables
paramétricas y test de Friedman para variables no paramétricas. Se consideró
como cambio significativo un valor de p < 0,05.
RESULTADOS
Las
características demográficas de ambos grupos se muestran en la Tabla 1.
Tabla 1: Características demográficas en HR (Grupo I) e hipercalciuria idiopática (Grupo
II)
|
Grupo
I
|
Grupo
II
|
|
Grupo
I
|
Grupo
II
|
|
|
Mujeres
|
Mujeres
|
p
|
Hombres
|
Hombres
|
p
|
n
|
51
|
51
|
NS
|
5
|
5
|
NS
|
Edad (años)
|
59.7 ± 9.1
|
53.6 ± 7.3
|
0.001
|
55.4 ± 16
|
45 ± 15
|
NS
|
Altura
(m)
|
1.59 ± 0.05
|
1.59 ± 0.06
|
NS
|
1.79 ± 0.09
|
1.76 ± 0.02
|
NS
|
Peso
(kg)
|
61.6 ± 11.4
|
57.5 ± 8.3
|
<0.05
|
86 ± 16.9
|
78.4 ± 16
|
NS
|
IMC
(Peso/altura2)
|
25.1 ± 2.1
|
24.1 ± 4.3
|
NS
|
26.7 ± 4.4
|
26.8 ± 3.5
|
NS
|
En
el Grupo I se observa qué los pacientes con hipercalciuria renal son mayores
que los pacientes con HI idiopática (59.7 ± 9.1, vs 53.6 ± 7.3 años),
p<0,001 y si bien persiste una mayor edad, también en los varones del Grupo
I, (55.4 ± 16, vs 45 ± 15 años), el pequeño número de estos no permitió
encontrar diferencias estadísticamente significativas. El mismo resultado se observa con el peso,
que fue mayor en las mujeres con HR, p<0,05, que las pacientes con HI idiopática.
Curiosamente el IMC no fue diferente entre el Grupo I y II, tanto en mujeres
cómo varones. La Tabla 2 muestra las características clínicas y los
parámetros bioquímicos en ambos grupos.
Tabla 2: Clínica y parámetros bioquímicos en Grupo I y II
Parámetros
|
HR
Grupo I
(n=56)
|
HI
Grupo II
(n=56)
|
p
|
Litiasis Renal
|
32 (57.1%)
|
32 (57.1%)
|
NS
|
Osteopenia
|
26/52 (50%)
|
23/56 (41%)
|
NS
|
Osteoporosis
|
11/52 (21.1%)
|
10/56 (17.9%)
|
NS
|
Creatinina
(mg/dl)
|
0.81 ± 0.13
|
0.88 ± 0.1
|
NS
|
Calcemia
(mg/dl)
|
9.6 ± 0.2
|
9.6 ± 0.3
|
NS
|
Fosfatemia
(mg/dl)
|
3.5 ± 0.5
|
3.7 ± 0.4
|
NS
|
PTHi
(pg/ml)
|
77.7 ± 11
|
32.6 ± 7.6
|
<0.001
|
Calciuria
(mg/24h)
|
310.8 ± 60
|
308 ± 86
|
NS
|
Calcio/kg
peso
|
4.82 ± 1.1
|
5.0 ± 1.3
|
NS
|
Sodio
(mEq/24 h)
|
138.5 ± 56
|
144.6 ± 56
|
NS
|
FAL
(UI/L)
|
172 ± 81
|
167 ± 37
|
NS
|
FAIO
(%)
|
32.6 ± 43
|
37.9 ± 14
|
NS
|
BGP
(ng/ml)
|
24.6 ± 10.2
|
20.5 ± 10.8
|
NS
|
CTX
(pg/ml)
|
509 ± 254
|
417.1 ± 232
|
<0.05
|
25
OHD (ng/dl)
|
28.2 ± 10.2
|
29.0 ± 6.5
|
NS
|
FAL: fosfatasa alcalina, FAIO: fosfatasa alcalina óseo específica, BGP: osteocalcina, CTX: telopéptido sérico, 25 OHD: 25 (OH)2 Vitamina D3.
No
se encontraron diferencias significativas, en la presencia de litiasis renal,
osteopenia u osteoporosis en ambos Grupos. Si, por definición, los pacientes
del grupo I (HR) presentaron mayor valor de PTHi (77.7 ± 11 vs 32.6 pg/ml),
p<0.001, y también en este Grupo I se encontró mayor CTX (509 ± 254 vs 417.1
± 232 pg/ml), p<0,05, que en el Grupo II. En la Tabla 3 se analizan los
parámetros bioquímicos en el Grupo I, entre pacientes con y sin litiasis renal
(32 vs 24 pacientes).
Tabla 3: HR Group I: parámetros bioquímicos en pacientes con y sin litiasis renal (n=56)
Parámetros
|
HR-LR
|
HR-NLR
|
|
Clearance
Creatinina (ml/min)
|
91.9 ± 19
|
89.5 ± 19
|
NS
|
Calcemia
(mg/dl)
|
9.3 ± 0.2
|
9.1 ± 0.2
|
NS
|
Calcio
Iónico (mg/dl)
|
4.6 ± 0.2
|
4.5 ± 0.1
|
NS
|
Fosfatemia
(mg/dl)
|
3.4 ± 0.5
|
3.5 ± 0.6
|
NS
|
PTHi
(pg/ml)
|
76.9 ± 12
|
73 ± 9.0
|
NS
|
CTX
(pg/ml)
|
503 ± 272
|
525 ± 231
|
NS
|
Calciuria
(mg/24h)
|
302 ± 57
|
303 ± 65
|
NS
|
Sodio
urinario (mEq/24 h)
|
144.1 ± 58
|
124.4 ± 53
|
NS
|
Calcio urinario/kg peso/24h
|
4.58 ± 1.1
|
4.8 ± 1.0
|
NS
|
Volume
urinario 24 h (ml/24h)
|
2098 ± 567
|
2354 ± 729
|
NS
|
RH-LR: hipercalciuria renal con
litiasis renal, RH-NLR: hipercalciuria renal sin litiasis renal, PTHi: parathormona intacta
No
encontramos diferencias en la calciuria, en la calcemia y fosfatemia, cómo
tampoco en parámetros del remodelado óseo. Si hubo un pequeño aumento del sodio
urinario (144 ± 58 vs 124 ± 54 mEq/24 hs), que no alcanzó diferencias
significativas, en los pacientes con LR. Los pacientes con litiasis renal presentaron
antecedentes familiares de nefrolitiasis en un 34,5% vs un 12% de los no litiásicos, p< 0.05. La
DMO no varió en forma significativa en columna lumbar o cuello de fémur entre
los pacientes con HI renal e HI idiopática tanto en mujeres cómo en hombres, Tabla
4.
Tabla 4: DMO en HR e HI en mujeres y hombres
|
Col. Lumbar
|
Tscore
|
C. Fémur
|
Tscore
|
HR-LR
|
|
|
|
|
HR-LR
|
|
|
|
|
HI
|
|
|
|
|
HI
|
|
|
|
|
HR-LR: hipercalciuria renal y litiasis renal, HI: hipercalciuria idiopática
DISCUSIÓN
Desde
que se relacionó la litiasis renal con la HI (12) y después que
Albright definiera a la hipercalciuria idiopática como una entidad patológica (13),
hubo varios intentos de clasificar la hipercalciuria según la fisiopatología,
postura que nuestro grupo adopta para optimizar el tratamiento, evitando el uso
de tiazidas en todos los casos (14). Otros consideran que, dado que
la hipercalciuria idiopática produce una alteración generalizada en el manejo
del calcio, tanto intestinal como renal, con riesgo de pérdida ósea, intentar
separar a los pacientes en aquellos con hipercalciuria, tanto absortiva como
renal no es clínicamente útil (15). Nuestro grupo define HI cuando
tres orinas de 24 hs superan los valores de corte, con una de las muestras con
una dieta específica. Una vez descartada la influencia de la dieta, se
requieren dos valores elevados de PTHi para considerarla cómo hipercalciuria
renal. Esta variante es causada por una alteración en la reabsorción tubular de
calcio. Esta pérdida renal reduce el calcio sérico y estimula en forma
secundaria la secreción de PTHi. En consecuencia, aumenta la síntesis de 1,25
(OH)2 D3, que provoca una mayor absorción intestinal de calcio y movilización
de calcio del hueso, manteniendo el calcio sérico en rango normal. Se desconoce
la patogénesis de la pérdida renal de calcio. Se han mencionado varios factores
en la HR, incluido el exceso de sal de la dieta y el exceso de prostaglandinas
urinarias (16). Renkema y col. (6) han demostrado que la
ablación del gen TRPV5, en ratones, conduce a una hipercalciuria severa, lo que
sugiere que el TRPV5 podría ser un gen involucrado en la hipercalciuria renal
en humanos. Algunos autores sostienen que la hipercalciuria renal es causada
por mutaciones activas o inactivas del receptor sensor de calcio (RsCa) en las
células tubulares renales (17,18). A diferencia del
hiperparatiroidismo primario, los pacientes con hipercalciuria renal tienen
niveles de calcio sérico, calcio iónico y fósforo, normales, mientras que en el
caso del hiperparatiroidismo normocalcémico, el cual podría sospecharse en
estos casos, la hipercalciuria siempre está ausente. Otra posibilidad
fisiopatológica, se basa en los canales paracelulares tubulares, que se
encuentran en uniones estrechas y que desempeñan un papel importante en los
flujos iónicos transepiteliales. Esta vía incluye un elevado número de
proteínas, como las claudinas (19,20). Dentro del epitelio renal,
las claudinas dan como resultado una selectividad iónica en las uniones
estrechas. La rama gruesa ascendente del asa de Henle (ATLH) es el segmento más
importante para la reabsorción de calcio en los túbulos renales. Sus células
crean una barrera impermeable, transportan activamente sodio y cloro a través
de una vía transcelular y proporcionan una vía paracelular para la reabsorción
selectiva de calcio (21).
La
hipercalciuria renal es poco frecuente, ocurriendo, según diferentes series,
entre un 8 o 9% de los pacientes con litiasis renal (11,22).
Coincidimos con el concepto de Vezzoli y col. (22) que la
hipercalciuria idiopática es una alteración única, con diferentes variantes.
Sin embargo, considerando que hay poca información en la literatura médica,
sobre una descripción clínica completa de la variante renal con su
hiperparatiroidismo secundario, nos propusimos evaluar posibles diferencias con
la variante de HI sin respuesta a la dieta y sin aumento de la PTHi.
Nuestro
estudio incluyó 56 pacientes con hipercalciuria renal y 56 con hipercalciuria
idiopática sin valores elevados de PTHi. La diferencia en la distribución por
sexo (mujer-hombre 10:1), es posible debido al sesgo, de nuestra institución
médica, especializada en osteopatías, que afectan con más frecuencia a las
mujeres. Los pacientes con HR eran de mayor edad y peso, aunque no hubo cambios
en el IMC en ambos grupos. Tampoco se pudo demostrar diferencias en la
presencia de litiasis renal, osteopenia u osteoporosis.
Los
pacientes con HR tuvieron mayor CTX sérico, probablemente causada por la acción
de la PTHi sobre el hueso, aunque sin diferencias en el calcio sérico, fósforo,
fosfatasa alcalina, fosfatasa alcalina ósea y en la calciuria. No encontramos,
una explicación adecuada, para justificar la falta de diferencia en la masa
ósea, a pesar de un CTX más alto, en la HR. Los pacientes con hipercalciuria
renal con o sin litiasis no tuvieron otras diferencias significativas en los
parámetros bioquímicos del metabolismo óseo. Al parecer en la HR el
hiperparatiroidismo secundario no aumentaría la litogénesis, ni la aparición de
osteopenia u osteoporosis. Dado que se trata de un estudio de corte
retrospectivo, el seguimiento a largo plazo podría mostrar un aumento en la
pérdida ósea u otras diferencias significativas en la hipercalciuria renal con
respecto al resto de pacientes con hipercalciuria idiopática. Las limitaciones
de nuestro estudio, por lo tanto, son el número de pacientes que no alcanzó
para demostrar en forma concreta, si existen diferencias más específicas entre
los grupos. Sobre todo, al dividirlos con y sin litiasis renal. Otro
inconveniente es que hubo pocos pacientes del sexo masculino para ser más
precisos en el análisis de los resultados.
CONCLUSIÓN
Los
pacientes con hipercalciuria renal no se diferenciaron de los pacientes con HI
en los resultados clínicos, bioquímicos y densitométricos. Esto significa, que
aquello pacientes hipercalciúricos que no responden a la dieta, deben ser
tratados con diuréticos tiazídicos ya sea si presentan HI idiopática o bien
HR. Por último, nos queda la duda si la
hipercalciuria renal podría considerarse una variante temprana del
hiperparatiroidismo primario causado por mutaciones en el receptor sensor de
calcio. Estudios genéticos y de biología molecular seguramente aclararán su
origen en el futuro. Se deberían realizar más estudios, con mayor número de
pacientes y con seguimiento a largo plazo, a fin de constatar si en realidad
existen diferencias entre ambos grupos.
BIBLIOGRAFÍA
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