Rev. Nefrol. Dial. Traspl. 2023;43(3):180-183
CASUÍSTICA
Encefalopatía aguda por
hipofosfatemia grave
Acute encephalopathy due to
severe hypophosphatemia
Juan de Dios López-González-Gila1 ORCID: 0000-0003-2789-3729 - e-mail: juande_008@hotmail.com , Antonio
Rosales Castillo2, María del Pilar Aguilar Jaldo3,
Carlos Alberto Mañero Rodríguez4
1) Servicio
de Nefrología. Hospital Universitario Clínico San Cecilio, Granada, España
2) Servicio de Medicina Interna.
Hospital Universitario Virgen de las Nieves, Granada, España
3) Servicio de Medicina Interna.
Hospital Universitario Clínico San Cecilio, Granada, España
4) Servicio de Nefrología.
Hospital Universitario Clínico San Cecilio, Granada, España
Cómo citar este artículo (How to cite this article) J. López-González-Gila, A.
Rosales-Castillo, M. del P. Aguilar-Jaldo,
C. A. Mañero-Rodríguez. Encefalopatía aguda por
hipofosfatemia grave . Rev Nefrol Dial Traspl.2023;43(3):180-183
Recibido: 23-11-2021
Corregido: 26-06-2023
Aceptado: 03-08-2023
ABSTRACT
Hypophosphatemia is a rare ionic alteration that occurs
mainly in hospitalized patients. It is estimated that up to 5 percent of them
may have low serum phosphate concentrations (less than 2.5 mg / dL [0.80 mmol /
L]). However, prevalences greater than 30 to 50 percent have been reported in
alcoholic patients and/or patients with severe sepsis or trauma (1,2).
When combined with phosphate depletion (that is, when it is not due solely to
phosphate movement into cells), hypophosphatemia can cause a variety of signs
and symptoms, primarily symptomatic when it is less than 1 mg / dL (3).
The leading causes are divided into four points according to their production
mechanism: internal redistribution, decreased intestinal absorption, increased
urinary excretion, or elimination through renal replacement techniques (4).
We present the case of a patient suffering from unspecific acute
encephalopathic symptoms associated with severe hypophosphatemia with adequate
evolution after its correction.
KEYWORDS: hypophosphatemia; acute encephalopathy; hospitalization; tubule; redistribution
RESUMEN
La hipofosfatemia es una
alteración iónica poco frecuente que ocurre principalmente en pacientes
hospitalizados. Se estima que hasta el 5 por ciento de los mismos pueden tener
concentraciones bajas de fosfato sérico (inferior a 2,5 mg/dL [0,80 mmol/L]),
aunque se han informado prevalencias de más del 30 al 50 por ciento en
pacientes alcohólicos y/o pacientes con sepsis grave o traumatismos (1,2).
Cuando se combina con la depleción de fosfato (es decir, cuando no se debe
únicamente al movimiento de fosfato hacia las células), la hipofosfatemia puede
causar una variedad de signos y síntomas, siendo especialmente sintomática
cuando es inferior a 1 mg /dL (3). Las principales causas se dividen
en cuatro puntos según su mecanismo de producción: redistribución interna,
disminución de la absorción intestinal, aumento de la excreción urinaria o
eliminación mediante técnicas de reemplazo renal (4). Presentamos el
caso de una paciente que sufre cuadro encefalopático agudo inespecífico
asociado a hipofosfatemia grave con adecuada evolución tras corrección de la
misma.
PALABRAS CLAVE: hipofosfatemia; encefalopatía
aguda; hospitalización; túbulo; redistribución
INTRODUCCIÓN
La hipofosfatemia o
hipofosforemia se define como la concentración plasmática de fosfato inorgánico
inferior al límite de referencia (2,5 mg/dL [0,80 mmol/L]). La hipofosfatemia
moderada (1,5-2,4 mg/dL) es relativamente frecuente en pacientes hospitalizados,
aproximadamente un 10% por cualquier etiología, destacando prevalencias de más
del 30 al 50 por ciento en pacientes alcohólicos y/o pacientes con sepsis grave
o traumatismos (1,2). Respecto de la hipofosfatemia severa (inferior
a 1 mg/dL [0,32 mmol/L]), es mucho menos frecuente pudiendo provocar
alteraciones fisiológicas y síntomas clínicos (3). Existen cuatro
mecanismos que conducen a la aparición de hipofosfatemia, explicados en la Figura
1.
Figura 1: Esquema resumido de los
mecanismos fisiopatológicos de la hipofosfatemia (5)
La hipofosfatemia prolongada
produce una serie de efectos tanto renales como óseos por alteración del
metabolismo mineral: hipercalciuria idiopática e incremento de la síntesis de
1,25-dihidroxicolecalciferol, conllevando a la aparición de raquitismo y
osteomalacia debido a la disminución de la mineralización ósea (6).
En cuanto a los síntomas de la
hipofosfatemia severa, se deben a la consecuencia del agotamiento del fosfato
intracelular que, a su vez, produce una disminución de la ATP (adenosina
trifosfato) afectando prácticamente a todos los sistemas y aparatos. A nivel
del sistema nervioso central, se produce una encefalopatía con un amplio
espectro de síntomas, que van desde irritabilidad leve y parestesias hasta
manifestaciones más graves como delirio, convulsiones generalizadas y coma. Se
ha descrito también la aparición de mielinólisis central y extrapontina (7,8).
También se ha observado
afectación cardíaca con disminución de la contractilidad miocárdica,
insuficiencia respiratoria por debilidad del diafragma, miopatía proximal,
rabdomiólisis, disfagia e íleo. Por último, caben resaltar los efectos
hematológicos que van desde una mayor predisposición a la hemólisis a la aparición
de trombocitopenia.
Para la reposición de fosfato se
sugiere el siguiente enfoque (9):
- En pacientes asintomáticos con
un fosfato sérico inferior a 2,0 mg/dL (0,64 mmol/L), administrar terapia de
fosfato oral - 30 a 80 mmol/día en dosis divididas - dado que muchos de estos
pacientes tienen miopatía y debilidad que no son clínicamente evidentes.
- En cambio, el tratamiento de
los pacientes sintomáticos varía con la gravedad de la hipofosfatemia:
- Tratar con fosfato oral si el
fosfato sérico es de 1,0 a 1,9 mg/dL (0,32 a 0,63 mmol/L)
- Tratar con fosfato intravenoso
– a dosis de 0,25 a 0,50 mmol/kg durante 8 a 12 horas (hasta una dosis
total máxima de 80 mmol) - si el fosfato sérico es menor de 1,0 mg/dL (0,32
mmol/L), cambiándose a terapia oral cuando el fosfato sérico excede 1,5 mg/dL
(0,48 mmol/L)
- Detener la repleción de fosfato
cuando el rango sérico es superior o igual a 2,0 m / dL (0,64 mmol/L) a menos
que haya una indicación para terapia crónica como pérdida persistente de
fosfato urinario.
Caso Clínico
Presentamos el caso de una mujer
de 65 años con antecedentes personales destacables de hipertrofia de ventrículo
izquierdo y mieloma múltiple IgA Kappa diagnosticado un año atrás, que precisó
hasta tres líneas de tratamiento quimioterápico – inicialmente con
bortezomib, lenalidomida y dexametasona; posteriormente ciclofosfamida,
etopósido y cisplatino; y, en último lugar, en un ensayo clínico con
daratumumab y pomalidomida – por mala respuesta al tratamiento y
progresión de la enfermedad.
Ingresó por cuadro de malestar
general y astenia, junto a disminución significativa del ritmo de diuresis. Se
confirmó la existencia de insuficiencia renal aguda grave con cifras de 90
mg/dL de urea sérica y 3,11 mg/dL de creatinina sérica (con un filtrado
glomerular de 15 mL/min/1,73m2 calculado por CKD-EPI). En las primeras horas
presentó mala evolución clínica, en situación de anasarca con oligoanuria. En
la TC solicitada, se detectó extensa masa abdominal de aspecto infiltrativo que
condicionó hidronefrosis grave bilateral por infiltración de ambos uréteres
precisando derivación urinaria con nefrostomía bilateral.
Tras la corrección de la
obstrucción de vía urinaria, presentó diuresis espontánea en ambas nefrostomías
a ritmo medio de 80 mL/h las primeras 6 horas, sin mejoría significativa del
cuadro de anasarca, presentando un importante tercer espacio y persistiendo
edemas en partes declives.
Se decidió forzar el ritmo de
diuresis con diuréticos de asa, tiazídicos y acetazolamida ajustados a función
renal, además de restricción de volumen hidroelectrolítico, con importante
respuesta diurética y balance deplectivo.
Presentó a las 48h un cuadro
súbito de desorientación y disminución de nivel de consciencia, llamando la
atención en la exploración clínica un pensamiento delirante, tendencia al sueño
y dudosa focalidad neurológica por dificultad para el habla y para la ejecución
de órdenes. Constantes vitales y hemodinámica de la paciente en rango normal.
Se realizaron las
correspondientes pruebas complementarias para el estudio de la encefalopatía
aguda, destacando TC craneal normal, punción lumbar sin alteraciones relevantes
y en la analítica básica una hipopotasemia en 3,2 mEq/L e hiponatremia en 132
mEq/L. En la gasometría venosa se observó una alcalemia mixta. La función renal
seguía alterada, pero en importante mejoría respecto a los valores del ingreso.
La radiografía de tórax mostró un patrón congestivo con leve pinzamiento de
ambos senos costofrénicos y el electrocardiograma no mostró otros hallazgos
relevantes.
Se instauró tratamiento médico
para corregir las alteraciones electrolíticas detectadas, consiguiéndose
progresivamente, sin mejoría del cuadro neurológico.
Visto lo cual, se decidió ampliar
bioquímica en la analítica, destacando hipofosfatemia inferior a 1 mg/dL.
Instauramos tratamiento intravenoso enérgico, a dosis de 120 mg/dL (38,75
mmol/L) durante 8 horas, sin apreciarse reacciones adversas medicamentosas y
con recuperación progresiva de los valores de fosfato plasmático.
Concominantemente al proceso, se corroboró mejoría del cuadro encefalopático
hasta la resolución del mismo. Tras alcanzar un valor superior a 1,9 mg/dL, se
continuó tratamiento con fosfato oral hasta alcanzar la corrección de los valores
séricos.
DISCUSIÓN
Aun siendo una entidad infrecuente
y, en general, poco estudiada, la hipofosfatemia sintomática ocurre en un
porcentaje no desdeñable de pacientes hospitalizados.
Para el diagnóstico de sospecha,
hay que tener en cuenta las principales causas y mecanismos de producción de la
misma, destacando en el caso que exponemos la existencia de redistribución
interna del fósforo por situación de alcalemia, disminución de la absorción
intestinal dado el contexto clínico de gravedad de la paciente, o el aumento de
la excreción urinaria por el uso de diuréticos como la acetazolamida.
También las manifestaciones
clínicas, aun resultando inespecíficas, nos deben orientar en el diagnóstico
definitivo, como es el caso de la encefalopatía inespecífica sin otra causa
aparente.
Si bien los síntomas evidentes de
hipofosfatemia rara vez ocurren a menos que la concentración sérica de fosfato
sea inferior a 2 mg/dL (0,64 mmol/L), algunos estudios sugieren que incluso una
hipofosfatemia leve puede estar asociada con resultados clínicos desfavorables (10).
Los síntomas graves, como encefalopatía, debilidad muscular y/o rabdomiólisis,
generalmente no se observan hasta que la concentración de fosfato sérico cae
por debajo de 1 mg/dL (0,32 mmol/L) (3). Por estas razones, la
mayoría de los pacientes hipofosfatémicos no requerirán otra terapia que la
dirigida a la causa subyacente
Resulta fundamental una
corrección rápida, inicialmente en terapia intravenosa, a fin de evitar mayores
complicaciones o irreversibilidad neurológica, que ocurre cuando se mantiene
durante un mayor periodo de tiempo.
El caso presentado nos resulta de
especial relevancia, ya que hay pocos casos reportados en la literatura de
encefalopatía grave que pueda explicarse por una hipoposfatemia severa sin
otros déficits electrolíticos y/o corregidos, y tras descartarse patología
estructural cerebral.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no poseer
ningún interés comercial o asociativo que presente un conflicto de intereses
con el trabajo presentado.
BIBLIOGRAFÍA
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